CIUDAD ETERNA
De vuelta en El Cairo dos décadas después en busca de matizar sensaciones de juventud. La mega-ciudad luce tan chocante o más que entonces. Su población se ha duplicado en este tiempo, sobre 25 millones en la actualidad, como puede haberlo hecho su tráfico endiablado o el volumen de pobreza. El riesgo latente de revuelta se antoja menor ante el impresionante despliegue policial que salvaguarda a todas horas el turismo, la empresa nacional por excelencia. Pero lo que debería ser algo positivo para los barrios artesanos de la antigua ciudadela deja de serlo ante el factor Made in China y similares. Con todo, a pesar de los edificios ruinosos y los decrépitos talleres, la maquinaria obsoleta y tanto joven indolente con la cabeza en Europa, siempre hay tiempo en estas ancianas calles para la tertulia crepuscular y su tema de fondo recurrente: el orgullo de una ciudad fuerte, curtida a base de persistir a lo largo de los siglos, hasta frente a los peores augurios.
