Maria Dolores Martín Ventaja, miembro fundador de Verdiblanca. La Asociación arrancó hace casi medio siglo en un decrépito edificio debajo del Cable Inglés como desafío a la endémica discriminación social del discapacitado.
Raúl Martínez, músico de hip hop y productor. Tras perder la vista hace unos pocos años, Raúl ha encontrado en la magia de su creatividad musical una alternativa real a la oscuridad.
Francisco Sedeño, sindicalista, activista social y miembro histórico de Verdiblanca. De correr frente a los grises con muletas, en sus propios términos, Paco Sedeño se ha forjado un prestigio profesional basado en el compromiso y la solidaridad.
José Gómez Amate, miembro fundador y primer presidente de Verdiblanca. Figura clave del asociacionismo almeriense, Pepe supo guiar a Verdiblanca contra viento y marea durante más de tres décadas hasta elevarla a su actual estatus institucional.
Said Jiyari, empleado de Verdiblanca como ordenanza de aparcamientos. Su mutilación empujó a Said a la emigración como modo de vida, siempre en busca de un lugar donde ver feliz a su familia y llevar una buena vida musulmana.
Jairo Ruiz, atleta de triatlón y medallista paralímpico. La pasión por competir ha otorgado a Jairo el privilegio de viajar y conocer mejor el mudo. Su ilusión es regresar a su tierra mediterránea y enseñar lo aprendido.
Carmen e Isable Cayuela, empleadas de limpieza en Verdiblanca. Carmen e Isabel son dos hermanas muy unidas desde niñas y juntas han afrontado los muchos embates de la vida. En este sentido, las dos preveen su inminente jubilación como una infancia recuperada.
Gemma Pozo, directiva de la ONCE en Almería. Afectada desde niña por una ceguera parcial, el impulso de Gemma ha sido siempre mantenerse firme ante sus proyectos e ilusiones y vivir así en la luz de sus logros.
Rubén Sanchez, recepcionista. Una vez al año Rubén y Jaime, su mejor amigo, tienen permitido salir solos de marcha con motivo de la Feria. La emoción anticipada a la cola del Kraken, La Cárcel y demás atracciones favoritas, les hace sentirse realmente unidos.
María del Mar Bretones, directiva de Verdiblanca. Ciega de nacimiento, María del Mar sabe bien que disfrutando al máximo de sus sentidos evita que la ceguera se apodere de su alegría.
Antonio Salvador, empleado de Verdiblanca en labores de limpieza. Tras su accidente de moto, Antonio se volcó en actividades como la cría de pájaros o el bonsai. Ante la sensación de lo volátil de la vida, la dedicación al detalle le ha dado una segunda oportunidad.
María José López, contable de Verdiblanca. Stanwyck, Monroe, Hayworth... Ante sus trabas con la movilidad, Maria José se siente inspirada por las firmeza y sensibilidad de las mujeres que supieron forjar a las grandes divas de la pantalla.
Fina Gilabert, empleada de limpieza con Verdiblanca. Observar a Fina manejarse desde la más profunda sordera muestra su destreza para saber escuchar.
Miguel Bañón, programador de videojuegos. Dueño de una mente privilegiada que le ha permitido, entre otras cosas, superar con buena nota la etapa adolescente, Miguel se toma un descanso junto a su madre en el campus de la Universidad de Almería donde estudia idiomas.
Bernardo López, humorista. Sobre el escenario, Bernardo ha tratado siempre darse a conocer lo más abiertamente posible a través de sus monólogos. Sus muchos tatuajes, dice, le ayudan a no dejarse nada en el tintero.
Samira Israfilova, directiva de la Asociación de Sordomudos de Almería. Por increíble que parezca, Samira vivió su infancia en Azerbayán sin ser consciente de su sordomudez como limitación. Toda la formación recibida desde entonces le ha servido para afianzar esa sensación de normalidad adquirida cuando niña.
Laura Capel, usuaria del centro ocupacional de Verdiblanca. La presencia de Laurita es la máxima expresión de la inocencia. Su candor tonifica el aire como si transmitiera que el mundo es un lugar mucho mejor con ella.
María José Lozano, trabajadora del Ministerio de Justicia. María José compara lo realmente importante con el arte de la fotografía: un gran momento capturado por la cámara perdura del mismo modo que un instante vivido intensamente se queda en nosotros dándole sentido a la vida.
Antonio Sánchez de Amo, periodista y presidente de Verdiblanca. El campo de batalla de Antonio ha sido siempre el fragor de la vanguardia, estar al día como modo de influir. Vivir frente al mar le ayuda a no perder de vista sus horizontes.
Antonio López, ordenanza de aparcamientos y cabrero. Criado en un cortijo al que regresa cada tarde, Antonio valora su trabajo entre coches en la medida que le permite disfrutar más aún de su amada vida en el barranco.
Javier Román, estudiante de música. De venir al mundo con escasa esperanza de vida al vigoroso joven en que se ha convertido, su familia ve en Javier un milagro. Y no solo de la ciencia: nadie duda de la importancia que tuvo la educación musical inculcada en casa por el abuelo.
Sara Hernández, directiva de Verdiblanca. Sara describe su infatigable espíritu de lucha como una escasez de fuerzas y un exceso de coraje, junto a la sensibilidad para apreciar los regalos de la vida y la ayuda de los demás.
Raquel Granados, usuaria del servicio de atención a enfermos mentales en Verdiblanca. Tener a Raquel cerca es como contemplar el mar en calma. Sus movimientos pausados hacen pensar que cree disponer de todo el tiempo del mundo.
Juan José Nieto, voluntario en Verdiblanca. Afectado por una leve merma intelectual, Juanjo ha recibido de sus padres una estricta educación basada en la constancia y la dedicación a los demás que le ha convertido en el voluntario mejor valorado en la historia de la Asociación.
José Ros, pintor. En pie de guerra como víctima de la talidomida, José se aferra a la paz que le da la pintura. La harmonía de su obra delata como el azar tuvo a bien, después de todo, premiarle con mano izquierda.
José Picón, escritor. José es un artista apasionado que reclama ser llamado hacedor de versos. Su pluma, áspera y sutil a la vez, transmite el ansia por rescatar línea a línea lo mejor de un mundo que se desmorona.
José Cáceres, profesor de matemáticas en la Universidad de Almería. Las matemáticas le permiten a Pepe mantener una mente alegre y constructiva, siempre dispuesta a resolver cualquier problema, incluidos los derivados de su movilidad reducida.
Francisco Cantón, ex-empleado y directivo de Verdiblanca. Dado su desenvolvimiento motor lento y una hija de diez años que cuidar, Paco valora su parque de vehículos rodantes (coche, bicicleta, silla de ruedas) como la clave para desenvolverse en el día a día.
Nadine Martínez, aficionada a la danza. Ante la pregunta qué quieres ser de mayor, Nadine parece haber dado finalmente con la sala de máquinas de la fantasía: bailarina, actriz, youtuber. Le salga mejor o peor, su carácter hiperactivo la ha convertido en la alegría de la casa.
Isabel Gila, trabajadora educacional de Verdiblanca durante décadas. La larga trayectoria de Isabel como educadora en el campo de la diversidad funcional ha estado basada en la premisa de que las capacidades del individuo están siempre por encima de sus limitaciones.
Claudia Sánchez, socia de Verdiblanca y usuaria de su centro ocupacional. Claudia no se pierde una misa y cuida la parroquia de su pueblo como si fuera su segunda casa. La mística del templo le abstrae de los rigores cotidianos del exterior y dulcificar su carácter.
Pilar Julián, trabajadora de la Seguridad Social. Bajo los escombros de su accidente de tráfico, el coraje de Pilar seguía en perfecto estado. La historia de su rehabilitación se resume en dos palabras: tenacidad y amor por la vida.
Nené Undinga Pati, ama de casa. Abocada en su tierra natal a la muerte prematura debido a una dolencia cardiaca que le ha sido tratada en España, Nené se siente como si hubiera sido rescatada de un naufragio en alta mar.
Ángela Alonso, usuaria del centro ocupacional de Verdiblanca. Ángela y su hermana mayor Paula han sido siempre la una para la otra. Mientras Paula conoce el valor de cuidar con mimo la inocencia, Ángela ha aprendido a desplegar las alas de su espíritu libre.
Carlos Tejada, campeón de natación. Carlos, uno de los deportistas almerienses más laureados, muestra su punto fuerte fuera del agua con la honda calidez de su abrazo.
Juan Carlos Ruiz, locutor de radio y animador de eventos. Ante la necesidad de una sociedad inclusiva, respetuosa con la diferencia, Juan Carlos se siente viviendo en la era de la superficialidad: \"solo se ve lo que se quiere ver, raramente a la persona\".
Juan José Martínez, socio de Verdiblanca y usuario de su centro de rehabilitación. A la vez que le inquietan los prejuicios sociales sobre la diversidad funcional, Juanjo confía ciegamente en su filosofía de vida para mejorar las cosas: \"Si quieres ser feliz, ayuda a los demás\".
Maria Mercedes Moreno, responsable del departamento de limpieza de Verdiblanca. Una oportuna tormenta de verano viene ni que pintada para enmarcar la mezcla de fuerza y dulzura del carácter de Mercedes.
Iván Gómez, usuario del centro ocupacional de Verdiblanca. Como paciente del síndrome Prader Willi (obsesión por comer 24/7), un buen día para Iván es haberse mantenido plenamente ocupado con lo que realmente le gusta: judo, videojuegos, el centro ocupacional o la compañía de Leonor, su madre y también guardiana.
Vicente Expósito, músico. Sete siempre creyó en su vena artística como una buena fuente de ingresos. Su reciente paternidad le empujó a fundar varios grupos de estilos diferentes que le proporcionan una apretada agenda de verano.